viernes, 12 de junio de 2009

Desearía cruzar la calle


La noche era más fácil, por la excepción que siempre el mismo semáforo paraba en rojo.
Gente a un lado y al otro lado de la calle, la imagen nocturna esta en cámara lenta para varios, no es fácil cruzar esa arteria donde se juntan las avenidas y los callejones. Nunca se imagino que cruzar la calle fuera más complicado que atravesar montañas.
Desearía decir adiós y poder poner un pie en la calle pero el cemento quema las plantas de los pies, y el paso sucesivo y eterno del rojo al verde y al amarrillo es hipnotizante.No se si es que dura dos minutos o tal vez dos horas, el rojo es el más eterno el menos esperado, el amarillo para los que les gusta arriesgarse y el verde es simplemente verde.
Los autos que se alejan se salen del foco, esos lentes mojados no pueden enfocar a más de dos metros de distancia; desearía, desearía tanto distinguir el eterno deseo del semáforo que impide la aventura de las luces y de los trashumantes de llegar al otro lado.
Tanto desearía que lo desees, que lo deseo sin decir adiós.

martes, 2 de junio de 2009

De nuevo, la vi.

Como hace un tiempo, hoy volví a pensar todo de nuevo: ese reloj digital, la ventana de mi balcón, los viajes... y todo eso que nose si alguna vez quiero tener de nuevo.
No se si quiero el invierno como antes, o extraño tanto el dulce olor a los tilos.

El regreso de camino me congela las manos, me petrifica ante la necesidad de aprender a cruzar de una buena vez esta ciudad.
...La vi de nuevo, ahí estaba como todos lo días la Mendiga en el mismo lugar de siempre, vendiendo las flores que tanto contentan la gris estación; me pregunto si tendrá un jardín tan florido en su casa, si alguna vez había olvidado regarlas o cubrirlas del frío. (Con las heladas de estos días se debe hacer difícil cultivar una flor).
Fue así que el impulso del momento hizo que compre uno de sus capullos con mis últimos pesos de la semana.
Cuando me acerque me miró, me miro y pude ver a esa joven tras los ojos tristes, las marcas que le había dejado alguna pesada avenida; me detuve en cada detalle de su iris casi negro y trasparente a la vez, mientas ella se tomaba el tiempo para preparar la flor. Pensé si ciertamente no se estaba despidiendo de ella, por la forma suave y delicada de tratarla.
De vuelto me dio un billete todo arrugado que apretaba con fuerzas en el puño de su mano, el billete que ya no tenía tanta importancia era casi irreconocible por la cantidad de cinta.
Al tomar mi vuelto me aleje con prisa por que la noche estaba por alcanzarme y tenía frío y sueño.
¡Tenía frío y sueño!, ¡que ironía! como si alguien en la ciudad de las revoluciones no tuviera frío y sueños...

Foto: Lula galuche

jueves, 21 de mayo de 2009

Ninguno

La almohada le asfixiaba las neuronas, las sabanas enredaron su pensamiento, su mente callo de la cama esta mañana. Ya no puede escribir más, le duele una palabra en el fondo, le hostiga el sueño sonámbulo que de madrugadas deambula con los demonios de los meses que habían pasado. Le duele el frio en las manos y en la punta de nariz, le duele la palabra con errores de ortografía que la historia había disfrazado, para no envejecer sola . Le duele un río que pasa por su habitación, todos los atardeceres cuando escucha las campanas de la misa matutina, que violenta el intervalo de su inhalación. Su exhalación sabe a un nombre, sabe a alguien, sabe a un paisaje y a una canción. En la oscuridad se llevaron otoños , lo sentía mientras una espina traspasaba su pie.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La mendiga

....Esa fue la última vez que lo vio.
Tenía el pelo mal recogido, los rulos revueltos, y sus ojos traslucían esa sensación de insensibilidad, como si el polo sur atravesara su mirada.
Sus parches estaban mal remendados y su blusa tejida, mostraba las imperfecciones que había dejado con alguna intención.

Lo podía imaginar antes de que se acerque, la misma sonrisa de siempre, el mismo perfume, la misma mirada penetrante, la misma sensación de escalofrío por todo el cuerpo al verlo solo pasar.
…Solo pasar, si, el ya se había ido porque ella ya no lo veía con los mismos ojos, porque solo ella sabia la distancia tajante que los separaba.
Porque solo él había preferido decir la palabra mas bella para su saludo, que no hacia falta enunciarla nuevamente.

Sin bajar la vista paro un taxi miro por la ventana, y en el lugar que lo había imaginado fantaseó con verlo de nuevo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Uno, dos, tres.

Empezar de nuevo, pero sigue igual.

El alma esta difusa esta vez sigue en los ojos de la anterior, rica en versos y ausente en palabras.
Alegorías de demonios que se estremecen sin cesar encerrados en un incontinente palabrerio del cual nada se puede esperar.

Uno, dos, tres. Uno, dos, tres. Uno, dos. tres.
En algún lugar que suelte el final se vuelve al comienzo.

Uno, dos, no quiero llegar. Si alguien dijo que el fin es el comienzo pues no quiero empezar de nuevo. Todavía mis flores no serenaron y me punza la piel.
Ese nombre te corresponde piel, por ser uno, por tener dos, y... no quiero decir lo otro se escapa, desearía volverlo infinito para que la cuenta no llegue al final.

Piel con heridas abiertas de destrucción, arrastrada tras el deseo de cobijo en un colchón.
Piel tersa, suave, que escondes bajo telas sedosas de la soledad que aun vigila con ojos ardientes.
Piel de diamante y de belleza fatal, que no quiere mirar.

Se sienten los murmullos dentro de la piel, esa sensación desatada como una manada salvaje que grita un nombre sin dejarlo escapar. De tanto gritar exhala su alma en sueños corteses para la serenidad.


Empieza sonando termina gritando:
¡uno, dos, tres!

lunes, 27 de abril de 2009

La receta

-Las papas en cuadraditos, los tomates en rodajas.
Así empieza fácil, sencillo. El único problema es verificar que el cuchillo corte.

-¿que mas necesitas para seguir?

-Recétame.

¿Que necesito?Justo cuando esquivó su conciencia para no recordar lo que necesitaba el pulso de su plegaria comenzó a acelerarse fatalmente.
Algo como una receta se tilda se borra ante la pregunta mas natural.
¿Anidaba alguien ese espacio, donde le gustaba caerse?, realmente ¿había alguien, donde siempre le gustaba perderse?
Si, había alguien en cada receta, en cada cuchillazo que le daba a su conciencia y a sus recuerdos.
Había un lugar que dejo de ser, mientras estaba inventando la comida.
Tomo la cebolla, se lleno los ojos de alma, y se hostigó en el viaje hasta llegar al barranco.
¿Será que le gusta saltar sus abismos? Aunque siempre guarde un paracaídas para el momento indicado, aunque alguna que otra vez lo hizo sin ni siquiera tener paracaídas.
Con el alma en los ojos, la mirada en la nada, su conciencia a un costado, lo que dejo del otro lado y descalza se tiro.
Su mudez lo había dicho todo, y cada palabra había muerto acuchillada por el espacio del silencio.

- la mesa estaba ya servida.

sábado, 18 de abril de 2009

Humo en penumbra


Tirado en la noche,
mientras te bajo los humos,
Mientras el humo baja.
Esta todo fuera de vista,
el foco no sabe de nosotros.


Todo acaba en mis demonios
se acaba en tu perfume,
en mi inconstancia de quererte
en la necesaria adicción de soñarte.


Rendida en mi humo me consumo
se adentra en mi piel la última vez
en la fiebre de una canción triste
domingo otra vez en todas partes.


Imágenes desteñidas
hostigadas por la crudeza,
te extiendes en el ardor
de la ultima bocanada.


Sostienes el fuego
te expandes en la niebla
me consumes con tu humo
la noche sabe de nosotros.