jueves, 13 de agosto de 2009

La Mendiga , lll parte

La noche había ganado, ya no había colectivos que la llevaran de regreso a casa. El banco de la plaza era la única cama segura, pero tenía que ocuparla antes que otros transeúntes llegaran al lugar. Hoy no le había sobrado ninguna flor, hoy tenía más frío que ayer, hoy extrañaba sus hijos sin saber si habían podido regresar a casa.
No podía saber la hora más que por la posición del sol, escabulléndose entre los edificios.La noche iba a ser larga, pero soñó con fiestas, banquetes, vestidos de colores, y un tobogán. Se soñó durmiendo con él , soñó que no era un sueño, soñó que estaba despierta, soñó como la besaba el viento, se metieron en sus rulos los recuerdos de un nombre otra vez .
El crepúsculo matutino había llegado pronto, su quimera se había desvanecido con la noche y despertó llorando, por que esta vez soñó que no era un sueño, prefería soñar con nauseas de mares que con el calor de su nombre.
En los rallos de las estrellas alguien viene a buscar su flor, mientras la luna suspira con aliento de estrellas fugaces y un vagabundo duerme sobre su pensamiento.