Todo entraba en una gota cuando en aquel momento en un circo de guitarras gritabas mi nombre. Yo de reojo te sentía, desde lejos…vos me provocabas como siempre, pero esta vez fue diferente, pensé que esta vez era especial y cierta.
En ese segundo me di cuenta que su mirada estaba perdida dentro del vaso, quien sabe lo que el veía…Si que veía, puedo jurarlo! Solo burbujas explotaban en mí estomago, podía sentirlo, solo si eso era así. Sin embargo lo creí, creí tenerte allí, flotando en mi aire, volando en mi espacio y soñando en mi mente.
Delirio, alucinación y esperanza.
Fregué mis ojos, mi maquillase se corrió y derroto mi estado. Mi ego llegaba al cielo a pesar de mi imagen. Me dejabas bailar y yo tan sutil me escondía sin pensar. Sentí como si todo el mundo a mí alrededor se hundía bajo mis pies, como si solo fuese yo frete a él en aquel lugar.
El sol empezó asomarse por el mismo lugar de siempre. Tome mi bolso y camine sin prisa, sin recuerdos. Ellos vuelven, se quedan, me dan lágrimas, se vuelven a ir, los corro, así son, como la misma esencia que rebaña este momento efímero. Entristecí, pero a la vez sentí una profunda felicidad de haberlo vivido.
El sabor de una tormentosa noche daba vueltas en mi cabeza y el sabor del gin me recuerda algo…
Autores:
Florencia Rojas
Agustina Trucco
Rocío Luz
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